Terapeuta en Constelaciones Familiares
Mi nombre es Romina Gomez Bormida y como Terapeuta en Constelaciones Familiares me ilumina el alma conocer a cada una de las almas que llegan a mi vida, para acompañarles en su camino hacia la sanación.
Como terapeuta holística, mi enfoque se nutre del profundo respeto por la totalidad del ser.
En el transcurso de nuestras vidas, a menudo vivimos situaciones y atraemos a personas que actúan como espejos de lo que albergamos en nuestro interior. Las Constelaciones Familiares se revelan como la brújula que nos señala el origen de esas experiencias, guiándonos hacia la senda de la sanación. Afortunados son aquellos que, en el fragor del momento, reconocen y abrazan estas valiosas lecciones.
Como terapeuta en constelaciones familiares, mi compromiso es caminar contigo en esta travesía hacia la aceptación y la curación. Te ofrezco mi mano para descifrar las emociones que habitan en tu interior, recordándote que cada episodio de dolor y bloqueo alberga la sabiduría que tu alma anhela transmitirte a través de esta travesía. Te extiendo una invitación para conectarte con la energía de tu árbol familiar a través de la Terapia de Constelaciones Familiares, permitiendo que tu corazón se abra y florezca en amor, compasión y un profundo entendimiento de tu esencia divina.
En mi papel como guía Terapeuta en constelaciones familiares, he hallado mi verdadera vocación al asistir a las personas en iluminar las sombras de sus memorias familiares, permitiéndoles reescribir su presente, de la misma forma en que yo he aprendido a moldear el mío. Mi historia se entrelaza con la tuya, y juntos descubrimos la belleza y la fortaleza en el acto de sanar y transformar.
Como empezó mi carrera como Terapeuta en Constelaciones Familiares
Desde niña, siempre fui una ávida buscadora de conocimiento, explorando con entusiasmo lo que despertaba mi curiosidad. Mi infancia se teñía de alegría, amor y vitalidad, viviendo cada día con plenitud.
Sin embargo, un acontecimiento traumático arrojó un manto de sombras sobre mi vida, llevándome al abismo del sufrimiento. Mi realidad se desmoronó, y me encontré en un territorio desconocido y desafiante.
Después de múltiples intervenciones quirúrgicas y prolongadas sesiones de quimioterapia, mi querida madre cerró los ojos con una serena sonrisa y emprendió su viaje más allá de este plano terrenal. La luz que había sido el faro de mi existencia ya no estaba como yo la conocía y me vi envuelta en una profunda desolación. Los días se volvieron un enigma sin respuesta y una sensación de vacío insondable.
En un intento de resguardarme del dolor abrumador, mi mente construyó un muro emocional que, aunque me protegía de la agonía, tenía efectos secundarios devastadores. Este mecanismo de defensa me desconectó de mis emociones, anulando mi capacidad de sentir alegría, entusiasmo y pasión. Mi vida se tornó un paisaje monótono, y vivía en un estado de insatisfacción física y emocional constante.
Esta desconexión emocional impactó profundamente todos los roles de mi vida. En mis relaciones personales, erigía una muralla infranqueable que impedía conectar genuinamente con los demás. En mi trabajo, la motivación y la creatividad se desvanecían, y en general, mi vida perdía significado y plenitud.
Fue entonces cuando la Terapia en Constelaciones Familiares, una poderosa herramienta, iluminaron mi camino hacia la sanación y la reconexión con mi ser esencial. Esta metodología me permitió explorar las raíces de mi dolor, reconectar con mis emociones y comprender cómo mis experiencias pasadas impactaban mi vida presente. A través de este proceso, liberé bloqueos emocionales, recobré mi vitalidad y redescubrí la plenitud en mi existencia.
Las Constelaciones Familiares se convirtieron en una guía de luz en mi camino hacia la sanación y la reconexión con mi esencia, permitiéndome recuperar la alegría, la pasión y la confianza que habían yacido latentes en mi interior. Desentrañé las capas de protección que me habían mantenido alejada de mi propia vida y redescubrí la belleza de experimentar plenamente cada emoción, anhelo y asombro que la vida tiene para ofrecer.
A medida que recuperaba mi conexión con mis emociones, experimenté una transformación que trascendió todos los aspectos de mi vida. En mis relaciones, pude abrirme de manera auténtica y establecer vínculos más profundos y significativos. En mi trabajo, mi creatividad y pasión se renovaron, reflejándose en una mayor satisfacción y éxito. Mi vida recuperó su propósito y me sentí más plena y en armonía con el mundo que me rodea.
Las Constelaciones Familiares me mostraron que el proceso de sanación emocional y espiritual no solo impacta en nuestra salud mental, sino que también tiene un efecto transformador en todos los aspectos de nuestra vida. Desbloquearon mi potencial para vivir una vida plena y auténtica, restaurando mi bienestar físico y emocional, y reconectándome con mi esencia más profunda.
Esa máscara que había construido con el fin de atenuar mi dolor, ocultando mi herida detrás de sonrisas, finalmente dejó de surtir efecto. En realidad, con el tiempo, mantener ese personaje se tornaba cada vez más complejo y agotador.
Fue un punto crucial en mi vida cuando aprendí a dejar de huir del dolor. Comprendí que mientras más intentaba ocultar mi pesar, más poder le otorgaba a ese sufrimiento, permitiendo que se repitiera una y otra vez en mi vida. Fue un proceso de autenticidad y valentía el comenzar a enfrentar y sanar esas heridas en lugar de esconderlas. Al hacerlo, pude descubrir una fortaleza interior que antes desconocía y experimentar una liberación emocional que me permitió avanzar hacia una vida más auténtica y plena. La aceptación del dolor como parte integral de la experiencia humana se convirtió en el camino hacia la verdadera curación.
Gracias a esta experiencia, se inició un profundo viaje de conexión espiritual, donde pude validar mis emociones y enfrentar de manera directa las memorias familiares que habían estado guardadas en mi interior. La terapia de constelaciones familiares se convirtió en una guía fundamental que me enseñó a cerrar ciclos, liberar patrones que me limitaban, practicar el perdón, tanto hacia los demás como hacia mí mismo. A través de este proceso, logré finalmente comprender el propósito y el significado detrás de mi dolor, aceptándolo y permitiéndome integrarlo plenamente en mi historia de vida.
Expreso mi profundo agradecimiento a mi hermosa Madre y a esta experiencia, que se han convertido en una sublime fuente de inspiración y amor infinito, tejiendo su influencia en el linaje femenino que ha nutrido el árbol de mi vida a lo largo de generaciones para convertirme en una Terapeuta en Constelaciones Familiares.